lunes, 27 de octubre de 2008

DECIMAS PARA UN REENCUENTRO

Décimas para un Reencuentro

Hoy me ha llamado una voz

desde el fondo de tu mar
entonces vuelvo a pensar:
somos mucho más que dos.
El tiempo corrió veloz
pero el cariño está intacto
porque fue habido en un pacto
fraterno de resistencia
donde la supervivencia
era el punto de contacto.

Ese punto es fuerza pura
nos trae de vuelta aquí
para recordar que sí
siempre una causa perdura.
Qué viva esa gran ventura
que devuelve a la amistad
qué viva la intensidad
tus verdades y las mías
en medio de nuestros días
qué viva la voluntad.

Esa voluntad de ayer
que nos lanzaba a la calle
que resaltaba el detalle
de vivir para vencer.
La gran voluntad de creer
que cualquiera era capaz
que volvería la paz
y en zancos la algarabía
y ni una calle podría
llevar su nombre jamás.

Marchábamos lenguaraces
las calles de Concepción
dejando en la población
nuestras consignas audaces.
También fuimos pertinaces
para vencer el espanto
con bohemia, piedra y canto
con poesía y con danza
así nuestra historia avanza
entre la risa y el llanto.

Entre tanta amanecida
se fueron fundiendo amores
y nacieron más colores
para pintar esta vida.
Llegaron como estampida
niñas y niños hermosos
engrosando los sinuosos
caminos del grupo humano
paso a paso, mano a mano
por cantiles sigilosos.

Ahora había más trabajo
criar, luchar y crecer
qué manera de entender
que en la vida no hay atajos.
El sol maduró los gajos
vinieron tiempos distintos
y por nuevos laberintos
seguimos hilando ideas
entre guaguas y asambleas
entre cauces variopintos.

De todo ese tiempo ido
¿quién derribó los castillos,
quién cerro los conventillos
con un candado de olvido?.
¿Quién despidió al que ha partido
en busca de fama y gloria?
¿quién ha calmado la euforia
frenando nuestros empeños?
de todo ese loco sueño
¿qué nos queda en la memoria?.

¡¡Nuestra solidaridad!!
eso es lo que nos queda
lo que nos salva y nos seda
de la fatua adversidad.
Nos queda nuestra amistad
profunda hacia el infinito
nos queda ese viejo rito
de acompañar nuestras penas
nos queda el alma serena
y en ella tu nombre inscrito.

(Un regalo de Carmen Veloso para Silvia)

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