miércoles, 19 de noviembre de 2008

del cottet

Queridas compañeras y queridos compañeros, organizadores y asistentes de la jornada conmemorativa de Silvia Calfulen:

Seguro que cada quién tendrá sus opiniones sobre la experiencia recién vivida en Concepción este sábado 15 de noviembre. Por mi parte, quisiera compartir algunas, muy brevemente y con el propósito de continuar.

Agradezco a la familia de Silvia su participación, su voluntad y coraje para celebrar la vida de la compañera, especialmente la templanza de su hermano Segundo.

Agradezco a las compañeras y compañeros organizadores, quienes pusieron cuerpo y alma para empujar esta conmemoración, se pasaron!

Tengo un montón más de agradecimientos, pero como dije “muy brevemente”, le sumo a estos dos ineludibles uno más: a quienes estuvieron allí.

Considero que aquella práctica que burocráticamente se denomina “evaluación”, tiene algo poderoso que entiendo como valoración. Creo que sería interesante hacer circular, y hasta juntarse, a conversar en el registro de la pregunta ¿Que valoración le damos a lo acontecido el sábado?

Desde ya me inscribo, si la proposición prende. Opino que conversar lo ocurrido para conmensurarlo es necesario, posible y placentero (aunque no tendría porque ser “imprescindible”). Conmensurarlo más allá de las experiencias afectivas vividas por cada quién (“más allá” no las excluye, sino las sitúa), y más acá de los “proyectos políticos” estimables (“más acá” no los excluye, sino interpela a diseñar a escala de lo realizable).

Desde ese entremedio valorativo del encuentro (entremedio de lo que me pasó, así como a cada quién le hubo de pasar, y de las proyecciones históricas, que cada quién le vea), me permito sucintos juicios (para empezar a ponerse con algo en la propuesta de estimar valoraciones).

- La recuperación de la lucha de Silvia, su re-establecimiento como una joven chilena que entregó la vida por el fin de la dictadura, ha adquirido un estatuto público que enmienda cualquier omisión o termina con cualquier silencio interesado.
- Lo anterior, además del sentido afectivo de reparación familiar, es también un reconocimiento al sentido que nosotros (los de la conmemoración) podemos darle a aquella lucha en estos otros tiempos.
- La conmemoración ha pagado una deuda, y ha abierto las posibilidades de que nosotros los de ahora pongamos en acto lo que se pueda de aquello que aprendimos entonces. Ese sábado abre más de lo que cierra.
- Lo que aprendimos en las luchas de entonces, es lo que se vio puesto en acto en la conmemoración: potencia organizativa, solidaridad, acompañamiento recíproco, posicionamiento público de demandas, efectividad realizativa, afectividad imaginativa, entre las más evidentes.
- Lo que podamos hacer ahora con nuestros aprendizajes, debiera considerar lo que la realización de la conmemoración actualizó como novedades: participación abierta, voluntades diferenciales, todo suma y lo que no suma no resta, límite a intereses que no compartimos (y que no hay para que condenar), movilización y encuentro de singularidades, re-unión para la acción, entre las que se me ocurren[1].
- A lo mejor hubo algún “drama” y/o “condoro” del que no se supo más que por parte de las organizadoras/es, y sea óptimo ponerlo en conversación para aprender.
- Quizás lo que pudiésemos querer que venga sea otra conmemoración, quizás una que pusiera varios nombres y familias, y que por lo tanto tuviese un sentido más del tipo: “aunque otros, nosotros los de entonces somos los mismos”. O quizás sea otra la figura de alguna actividad para el 2009 que nos permita realizar en presente lo que nos sigue re-uniendo desde entonces. Podremos conversarlo si nos interesa, y si no, pues “lo comido y lo bailado...”.
- Capaz que otra conquista de esta conmemoración sea la de mantenernos en un invento, sostener el encuentro que crea, proponernos actos que podamos realizar e ir tejiendo las condiciones para ello, “sin prisa pero sin pausa”. Encuentros que hacen espacio a las ganas y a la alegría que da el inconformismo con la mala onda. Como sea que se entienda la lucha contra lo peor (contra la alienación, contra la opresión, contra el capital, contra la depredación, contra el olvido, etc.), creo que aprendimos a que se trata de una lucha que realiza encuentros para vivir mejor desde ya.

Abrazos.
cottet
diecisietedenoviembredosmilocho

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